Las microesferas se proyectan mecánicamente en frío sobre la chapa. La impactan para decaparla sin estropearla, obteniendo así un acabado mate, uniforme y elegante. Esta operación, que se efectúa por las dos caras para garantizar la mejor planitud posible.
Esta técnica permite ajustar el brillo con el fin de responder a las necesidades específicas de cada proyecto. Los parámetros de brillo pueden ser definidos conjuntamente.
Los acabados obtenidos dependen del acero inoxidable utilizado, del tipo de microesferas, de la presión a la que se proyectan estas microesferas y del tiempo de exposición de las chapas.
La uniformidad de los acabados se controla midiendo el brillo y/o la rugosidad del material tratado.
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